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Éva Cserháti

La presencia de las letras húngaras en España

De Kubala a Kertész

Más de cien años de traducción de la literatura húngara en España

(1887-2007)

¿Qué significa Hungría para España aparte del gulash, del vino tokaji y del comunismo? Los pueblos pequeños se interesan más por su imagen reflejada en las grandes culturas universales mientras aquellas no tienen la necesidad de estar pendiente de la opinión de los demás. La cultura escrita, los libros, la historia de las publicaciones ofrece un panorama de lo que significa la cultura húngara en España.

Los húngaros estamos orgullosos de ser una nación culta, y según nuestra imago mundi Dezsõ Kosztolányi, Endre Ady y los demás escritores de las generaciones de Occidente [Nyugat] –que lleva el nombre de la revista literaria más prestigiosa de todos los tiempos–, más los contemporáneos como Péter Esterházy, Péter Nádas e Imre Kertész no sólo forman parte de la literatura mundial sino que son conocidos por el lector vulgar y corriente. Nos llevamos un chasco menor o mayor dependiendo de las expectativas cuando el dichoso lector vulgar y corriente sólo sabe mencionar a Kubala, Kocsis y Puskás, los grandes héroes del fútbol húngaro. (Sin embargo, no tenemos mala conciencia al pensar que el lector húngaro sólo sabrá mencionar el nombre de Cervantes y García Márquez si le preguntan por la literatura española). Ni el llamado lector culto conocerá otro autor de las letras húngaras que Sándor Márai, aunque he tenido la suerte de hallar a unos entusiastas españoles de nuestra cultura.

Desde hace años me inquieta la pregunta de por qué se publica literatura húngara en España, por qué se editan unos autores y no otros, por qué un año aparecen en el mercado tres nombres nuevos y el año siguiente nadie. He decidido en el presente trabajo intentar analizar los factores que determinan la vida del libro, un eufemismo para decir el mercado editorial. Aparentemente los elementos de más peso son el autor, la obra, el editor y el público, en términos comerciales la oferta y la demanda, mientras el traductor, el agente literario y el crítico, los premios y las ferias juegan un papel secundario. He dejado fuera del análisis los efectos de la distribución y el marketing que, sin duda, cobran cada vez más importancia en la vida del libro.

La parte más difícil del trabajo fue encontrar un corpus de publicaciones. La catalogación de la literatura húngara editada en España está llena de sorpresas. Generalmente en las fichas no aparece que la obra pertenezca a las letras húngaras, o aparece entre la categoría de “Otras literaturas” o “Literaturas eslavas y bálticas”. El catálogo de la ISBN esconde la entrada más curiosa: se trata de la novela de Péter Nádas El final de una saga, que aparece bajo la categoría de “Literatura búlgara, serbia y croata”, traducida supuestamente de neerlandés. Gran parte de las obras fueron traducidas de otros idiomas, y a la hora de catalogarlas seguían bajo la tutela de la lengua de origen. He intentado buscar por nombre de autor pero siendo apellidos húngaros con diferentes letras y acentos, hay tantos errores tipográficos, que parecía buscar una aguja en un pajar. Tuve más suerte con el nombre de los traductores pero por ignorancia seguro que se me escaparon muchas obras.

Por las limitaciones epistemológicas he decidido basar el análisis en el catálogo de la Biblioteca Nacional de España usando las entradas que contenían la palabra “húngaro”. El corpus no es completo, ni mucho menos, sin embargo, es suficiente para marcar las tendencias generales de más cien años (1887-2007) de traducción húngara en España. En el catálogo de la Biblioteca Nacional hay más de seiscientas entradas de las cuales la primera data de 1887 y es la novela decimonónica del clásico Mór [Mauricio] Jókai El castellano convertido. Según el número de ediciones parece que las letras húngaras han tenido varios auges durante el siglo: el primero desde los principios de los años 40 hasta 1950, el segundo, con un número muy alto de ediciones, desde 1975 hasta los finales de los 80 y el tercero desde finales de los 90 hasta la actualidad. Seiscientas entradas es una cifra impresionante y pone las publicaciones españolas a la altura del mercado editorial alemán que según los expertos abre las puertas de Europa para el escritor húngaro.

He tenido la oportunidad de visitar la mayor colección de literatura húngara en español, en el chalet de Ricardo Izquierdo Grima que desde hace treinta años se dedica a recoger todas las ediciones de las letras húngaras en los cuatro idiomas oficiales de España, completándolas con los libros editados en América Latina y en Hungría. El catálogo de la Biblioteca Nacional comparando con su colección única queda claro que por razones arriba explicadas faltan del catálogo de la Biblioteca Nacional gran parte de las publicaciones antiguas, sobre todo de los años treinta y cuarenta y las ediciones latinoamericanas.

He intentado buscar las razones de estos tres períodos de mayor alcance, y con este fin he limitado la búsqueda exclusivamente a obras editadas en España. Aunque las ediciones latinoamericanas son numerosas (se trata sobre todo de publicaciones en Buenos Aires, México, Carracas, Cuba) no forman parte del presente análisis, porque parecen casi inaccesibles. Encontrarlas e identificarlas sería un trabajo enorme a pesar de que esconden verdaderos tesoros filológicos. La novela de László Dormándi La vida de los otros [A túlsó parton] fue traducida del francés y publicada en 1952 por la editorial Sudamericana. El traductor fue el famoso escritor argentino que entonces residía en París, el mismo Julio Cortázar. Así cabe decir que el traductor más famoso de la literatura húngara es el autor de la Rayuela.

Por las mismas dificultades decidí excluir del catálogo las obras editadas en Hungría, y me llevé la primera sorpresa al ver que el mayor auge de las ediciones entre 1975 y 1990 se reducía considerablemente, si no desaparecía del todo. La razón es puramente histórica. En 1975 murió Franco y en Hungría comenzó el período más blando de la dictadura, el llamado “comunismo de gulash”. España se abrió hacia Europa, es más, se legalizaba el Partido Comunista. Hungría pretendía dar una imagen más favorable sobre el comunismo, y los españoles parecían receptivos. La mayoría de las obras son publicaciones del Partido Obrero Socialista Húngaro, del Consejo Nacional de Cooperativas y de sindicatos sobre temas al estilo de El estado y la puericultura en Hungría o La importancia de la producción agrícola y de la industria alimenticia, el sistema de su planificación y orientación . Después del cambio de régimen las publicaciones budapestinas son guías turísticas, libros de arte y de cocina.

Al ver la homogeneidad de las obras editadas en Hungría que daba la base de las publicaciones en los años setenta y ochenta decidí examinar a qué género pertenecen las obras publicadas en España. En el período que he denominado como el primer auge (desde principios de los años 40 hasta 1950) más de la mitad de los libros son de tema religioso. Las obras de Tihamér Tóth, un clérigo húngaro, parecen ser los best-sellers de la época franquista. Los títulos –algunos llegaron a tener hasta veinte ediciones– hablan por sí solos: El joven de carácter, Energía y pureza: hacía una juventud fuerte y pura, El matrimonio cristiano. Su popularidad es debida a las razones históricas evidentes y al trabajo apasionado del traductor Antonio Sancho Nebot, el canónigo magistral de Palma de Mallorca que consiguió la publicación de las obras de los clérigos Tihamér Tóth, Ottokár Prohászka, Antal Schütz y László Endrõdy, y que en los seminarios españoles estos autores fueran obligatorios. Es interesante observar que el número de reediciones de los libros de Tihamér Tóth se reduce hacia finales de los años sesenta y desaparecen por completo en los años ochenta, sin embargo, en 2001 y en 2007 hay publicaciones nuevas.

Una parte considerable de las publicaciones de las años cincuenta, sesenta y setenta son manuales sobre la técnica de fútbol –algunos prologados por el mismo Ladislao Kubala–, libros de historia y de ajedrez. (El libro de Emil Gelenczei 200 celadas de apertura tuvo más de diez ediciones). La presencia de estas ediciones es fácilmente explicable dada la enorme popularidad de los jugadores húngaros.

El catálogo se reduce a pocas obras si quitamos de la estadística los géneros no literarios, es decir, que no son ensayos, novelas o poesía. Para seguir desgranando el corpus decidí concentrarme exclusivamente en los títulos nuevos y separar las reediciones. El resultado muestra claramente que desde los años cincuenta hasta los noventa no se publicó practicamente nada de literatura húngara en España, salvo algunas excepciones. Quedaban, pues, dos períodos para analizar: el primero desde finales de los años treinta hasta principio de los cincuenta y desde los años noventa a la actualidad.

Desde los años treinta hasta finales de los cincuenta

Llamo “prehistoria” de las letras húngaras en España a la época anterior a los años veinte cuando comenzaron las relaciones diplomáticas entre Hungría y España (1918-1920) que sin duda influyeron en los contactos culturales. Se sabe muy poco de los traductores y editores de aquel entonces, aunque el motivo de la publicación de El castellano convertido de Mór Jókai en 1887 por la editorial El Liberal, con el subtítulo Novela de costumbres húngaras, parece bastante evidente. Los autores húngaros publicados en España desde los años veinte eran los mismos que habían logrado gran popularidad en Hungría a finales del siglo XIX y principios del XX. Ferenc Herczeg, Jenõ Heltai, Ferenc Molnár, Lajos Zilahy, Jolán Földes, Ferenc Körmendi, Miklós Surányi, József Nyírõ, Cecil Tormay, Zsolt Harsányi y László Fodor formaban parte de la literatura conservadora que se oponía al círculo literario surgido alrededor de la revista Occidente que llegó a ser el movimiento cultural húngaro de más nivel e importancia del siglo XX, y que hasta hoy influye en la historia de la literatura húngara. Aunque en el mercado editorial español aparecían algunos nombres sueltos de la primera generación de Occidente, como los de Antal Szerb o Frigyes Karinthy, los representantes de la literatura conservadora que generalmente no tenían el nivel de los primeros, tenían más repercusión. No obstante, el autor estrella de este auge de las letras húngaras fue Lajos Zilahy cuyas obras se encontraban en muchos hogares, y siguen publicándose. El autor best-seller de la actualidad, Sándor Márai, llegó a España en 1931 con la novela Los rebeldes, y hasta 1951 fueron editadas cuatro obras suyas, pero no tuvo ni mucho menos tanto éxito como Zilahy. Gran parte de las publicaciones son obras de teatro, sobre todo comedias, en ediciones baratas que muestran un gran interés por el género y lo que se explica con las condiciones socioculturales de la época.

Es difícil responder a las preguntas de por qué no se publicaban obras de la nueva literatura húngara representada por la revista Occidente y quién se decantaba por los autores conservadores. En el siglo XX llegaron varias oleadas de emigrantes húngaros a España, según las investigaciones ya desde las dos Guerras Mundiales había cientos de ellos residentes en el territorio español sobre todo empresarios e intelectuales, judíos que dejaron Hungría, y más tarde colaboradores de derecha y extrema derecha del régimen de Miklós Horthy y de Ferenc Szálasi que eligieron como refugio la España franquista. Se trataba de una emigración de élite conservadora que podría haber promovido la presencia de los autores arriba mencionados. Entre ellos se encontraban varios personajes, Lili Muráti, los hermanos Vaszary, László Vajda, Nicolas Müller, András László –escritores, músicos, fotógrafos, directores de cine– que con el tiempo tendrían un papel significativo en la vida cultural española.

Los editores de la España franquista tenían que contar con la dura censura de la iglesia y del régimen que no les dejaban mucha libertad para elegir obras novedosas o más atrevidas como las de la generación Occidente. Libros claramente ingenuos no pasaron la censura, como la Antología de humoristas húngaros que fue prohibido porque “casi todos los cuentos que pueden llamarse graciosos son a base del marido engañado” o la novela histórica ¿Quién eres tú? [A láthatatlan ember] de Géza Gárdonyi que “quizá no convenga a jóvenes ni a los muy imaginativos esta lectura, por el desbordado realismo de las batallas”. Entre los editores se destacaban Josep Janés que publicó las obras de Lajos Zilahy, Ferenc Körmendi, Gábor Vaszary, László András, Sándor Márai; Luis de Caralt, editor de Sándor Török y en los años sesenta de varios húngaros (Tibor Déry, Géza Gárdonyi, László Németh, László Passuth, Magda Szabó); y Josep Vergés de la editorial Destino que fue el primero en publicar El último encuentro de Sándor Márai (bajo el título La luz del candelabro). La investigación y el análisis de los catálogos y de la carrera profesional y personal de los húngaros residentes en España podrían ayudar a completar el cuadro sobre el destino de las letras y la cultura húngaro-españolas de la época.

Evidentemente los editores no sabían húngaro pero parte de las obras de estos autores conservadores fueron traducidas al francés que fue y sigue siendo un punto de referencia para publicar literatura húngara. Por supuesto los autores no podían contactar directamente con las editoriales españolas y ellas tenían las manos atadas por la censura y por el desconocimiento de la lengua y la cultura, por eso era necesario, si no indispensable, la actividad devota de unos traductores cuyo trabajo hizo posible el primer auge de las letras húngaras en España. Las primeras traducciones son de André Révész (1896-1970) que vivió desde 1915 durante cincuenta años en España, fue periodista reconocido y corresponsal del ABC. Tradujo varias novelas (Ferenc Herczeg: Los Gyurkovics; Mikszáth, Kálmán: El paraguas de San Pedro; Mór Jókai: La rosa amarilla: novela de la llanura) y piezas dramáticas sobre todo de Jenõ Heltai y de Ferenc Molnár, y redactó antologías de “humoristas”, de cuentistas y de teatro húngaros. Sus numerosos libros escritos en español sobre la historia húngara ocupan gran parte de su extensa obra.

Sin duda el personaje más importante de la época es Olivér Ferenc Brachfeld (1908-1967) que fue todo una institución de la cultura húngara en España. Desde los años treinta cuando llegó a Barcelona su trabajo como traductor y como promotor de las letras húngaras fue inmenso. No sólo traducía al castellano y al catalán, sino que redactaba colecciones, escribía prólogos y estudios, mientras publicaba sus propios libros de psicología sobre las mujeres y sobre el sentimiento de inferioridad. Fue profesor universitario en la universidad de Barcelona, en la Sorbona y en Múnich, y terminó su vida en Bogotá como profesor de psicología. Su actividad cultural coincide plenamente con el primer auge de las publicaciones de literatura húngara en España, y la fecha en la que abandonó el país y comenzó a dedicarse exclusivamente a la psicología el número de títulos nuevos bajaba considerablemente. Tal vez, sin el extraordinario trabajo de Olivér Ferenc Brachfeld no se habría publicado literatura húngara en España en los años cuarenta y cincuenta.

Desde los años noventa hasta la actualidad

Después del primer auge hasta finales de los noventa pocas obras nuevas fueron publicadas en España. Faltaban traductores que se dedicaran exclusivamente a la literatura húngara, por eso la mayor parte de las traducciones se hacían desde una tercera lengua que a veces distorsionaba enormemente el original. Cuenta Péter Esterházy que cuando fue invitado a España a la presentación de su libro Pequeña pornografía húngara le impresionó mucho ver que era incapaz de comunicarse con su traductor que no hablaba húngaro. Sin embargo, años más tarde en un encuentro con el público argentino se le acercó un lector y le confesó que la obra le había cambiado la vida. “El mérito no es mío”, le respondía Esterházy. En los sesenta se publican unas obras sueltas de Tibor Déry, Éva Janikovszky, Zsolt Harsányi, Milán Füst, autores que tenían una cierta repercusión internacional pero no pertenecían a una tendencia literaria definida. Las traductoras húngaras Elisabeth [Erzsébet] Szél y Edith Sándor publicaban unas pocas traducciones de Tibor Déry, Mária Halasi, pero su actividad fue muy puntual. Continuaba el éxito de Lajos Zilahy y nació otro best-seller El Dios de la lluvia llora sobre Méjico de László Passuth que tuvo más de veinte ediciones, y llevó a la publicación de otras novelas históricas del autor. La autora que más títulos nuevos publicaba entre los ochenta y los noventa fue la filósofa Ágnes Heller, aunque parte de sus obras fueron editadas primero en América Latina, y todas traducidas del inglés y del alemán.

El segundo auge de la edición de literatura húngara se debe a varios factores: a principios de los noventa cayó el comunismo y en 1999 Hungría fue el país invitado a la Feria de Fráncfort, por este motivo fue creado un fondo que subvencionaba las traducciones húngaras a lenguas extranjeras. En el mismo año se publicó El último encuentro de Sándor Márai que llegaría a convertirse en un éxito de ventas inaudito, y sólo tres años más tarde Imre Kertész ganó el Premio Nobel de la literatura.

Estos factores externos seguramente fueron decisivos en el destino de las letras húngaras no sólo en España sino en toda Europa, no obstante, su efecto se habría desvanecido del todo sin la labor de dos traductores de máxima importancia: de Judit Xantus y de Adan Kovacsics. La Feria de Fráncfort a través de las subvenciones otorgadas por la Fundación del Libro Húngaro aseguró el soporte financiero del estado húngaro que es indispensable en el caso de las lenguas minoritarias. El fenómeno Márai logró de golpe que la literatura húngara sonara bien y familiar al lector español, aunque pienso que su éxito no se debe al valor literario de sus novelas –de hecho en Hungría sus obras, excepto las memorias, no se consideran de gran calidad–, sino a un trabajo de marketing afortunado. El Nobel de Kertész dio prestigio a las publicaciones futuras, y abrió las puertas para otros autores contemporáneos. Para abastecer el mercado y aprovechar el interés de las editoriales se necesitaba gente que hiciera propuestas de traducción, que contactara con los editores, que no perdiera el ánimo al ser rechazada y que pensara en formar nuevas generaciones de traductores. Esta figura indispensable fue Judit Xantus que empezó a traducir literatura húngara en 1989, y hasta 2003 publicó más de veinte libros de diferentes autores. Gracias a su labor de promotora de las letras húngaras se leen por fin algunos autores de Occidente (Dezsõ Kosztolányi, Antal Szerb, Gyula Krúdy), y otros contemporáneos y clásicos. En el año 2003 organizó el primer taller de traducción húngaro-castellano en la Casa de Traductor húngara en Balatonfüred, algunos de cuyos participantes hoy trabajan para editoriales españolas. Después de su fallecimiento fue Adan Kovacsics el que tomó la dirección de los talleres cuya sexta edición se celebrará este año. Él traduce literatura húngara desde 1981 aunque con más regularidad desde 1996, es prologuista de varias obras, y su colaboración con editoriales y su labor docente han sido esenciales para la presencia de las letras húngaras en el mercado editorial español.

La elección de las obras húngaras por parte de las editoriales españolas es muy casual. Generalmente se publican los éxitos de los mercados vecinos de Francia e Italia, aunque en el caso de la literatura húngara el mercado europeo más importante es el alemán. La editorial Acantilado y el grupo Galaxia Gutenberg Círculo de Lectores son los únicos que tiene un concepto claro en sus publicaciones de literatura magiar. El primero se dedica exclusivamente a los contemporáneos de alto prestigio literario, mientras el segundo, a parte de sus colecciones, tiene publicaciones puntuales. Las demás editoriales no siguen un plan específico, editan obras húngaras que encajan en algunas de sus colecciones o las obras completas de un único autor como es el caso de la editorial Salamandra con Sándor Márai.

La literatura húngara no sólo se publica en castellano. Ya en 1903 se fue editado en catalán La dama dels ulls del mar de Mór Jókai, pero aparte de algunas traducciones de Olivér Ferenc Brachfeld, y otras esporádicas de distintos autores, hasta los años ochenta no había publicaciones. Varios traductores húngaros emprendían el trabajo con la ayuda de lectores nativos aunque sus traducciones pasaban inadvertidas. Fue Eloi Castelló quien inició una labor de promotor y traductor hace algunos años, pero el proyecto quedó inacabado por su temprana muerte. Gracias al gran interés por la figura de Márai algunas novelas suyas fueron publicadas en euskera junto con la famosa novela de Imre Kertész, el Sin destino (Zorririk ez), aunque no son traducciones directas. Hasta en gallego fue editado el Herbario de Márai, esta vez en traducción directa, hasta ahora inexistente en castellano.

El futuro: utopías y realidad

En el presente trabajo he intentado demostrar que las dos épocas de esplendor de la literatura húngara en España se debían en gran parte, si no del todo, al trabajo fervoroso de algunos traductores que no sólo tecleaban el texto sino promovían y fomentaban la presencia de los autores húngaros, es decir, cumplían con el papel de un agente literario, y cobraban por caracteres. Sin la labor de estas personas no hubiera habido y no habría literatura húngara, puesto que no existe ninguna institución estatal en España –ni Instituto Húngaro, ni diplomacia cultural– que se encargara de impulsar las actividades editoriales. ¿Se pierde algo si el lector español no puede leer autores húngaros? Sinceramente poco, considerando que al año se publican como máximo diez títulos nuevos de literatura magiar. Aunque exista –y estoy convencida que existe– un público interesado en nuestra cultura situada entre la centroeuropea y la del Este, su acceso a estas ediciones es doblemente difícil por problemas de catalogación. Los posibles lectores del mundo hispano son muchos, pero no debemos olvidar que gran parte del público latinoamericano tiene preocupaciones más vitales que la literatura húngara. Nuestros queridos autores contemporáneos dan para una tirada de tres o cuatro mil ejemplares, y no creo que se agoten, debido a que no hay reediciones. Mejor no hacerse ilusiones, la vida del libro transcurre en el mercado editorial: para vender hay que crear demanda. La idea de la revista electrónica www.lho.es nació en 2007 de esta necesidad de encontrar y crear público, de contextualizar las ediciones dispersas, de dar margen a la actividad editorial y fomentar tanto el sector profesional como el interés de los lectores.

Algunas obras húngaras son recibidas calurosamente por la crítica, y los diferentes suplementos culturales publican reseñas sobre autores magiares con cierta frecuencia. La prensa catalana dedica más páginas proporcionalmente a las obras húngaras que la española. Para lograr una presencia más significativa habría que aprovechar el interés surgido, contactar con las editoriales, proponer autores nuevos, ser Olivér Ferenc Brachfeld y Judit Xantus. Es esperanzador que los talleres de traducción en Balatonfüred sigan año tras año, que cada vez haya más traductores del húngaro como la excelente Mária Szijj, y que haya españoles que han aprendido tan bien el magiar que son capaces de traducir al castellano y al gallego como José Miguel González Trevejo o Fernando de Castro, respectivamente.

A la pregunta “¿Quién es el húngaro más conocido en España?” la respuesta sigue siendo “Kubala” o “Puskás”. “¡Que no será el húngaro como el bereber!”, me desafío una vez un periodista. Nos guste o no, el húngaro es como el bereber, una lengua aislada con pocas posibilidades, sólo depende de nosotros si sabemos aprovecharlas, por eso dedico el presente trabajo a la memoria de Judit Xantus.

Los talleres de traducción húngaro–castellano en la Casa de Traductor de Balatonfüred

Motivada por el interés de las editoriales españolas, Judit Xantus organizó en 2003 el primer taller de traducción en Balatonfüred. Su objetivo era enseñar y ayudar a traductores profesionales del castellano al húngaro, a atreverse a traducir al castellano aunque no fuera su lengua materna. La traducción de la literatura húngara está limitada por el hecho de que hay muy pocos bilingües o hispanohablantes que tengan el nivel necesario de las dos lenguas.

El primer taller tuvo mucho éxito, y aunque Judit Xantus falleció el septiembre siguiente, los traductores siguen organizando los talleres, dirigidos en los últimos años por Adan Kovacsics y patrocinado por la Casa de Traductor.

2003

Dirigido por: Judit Xantus y Ángel Abad

Participantes: Kinga Atzél, Dóra Bakucz, Éva Cserháti, Ágnes Csomós, Anna Gyõri, Andrea Imrei, Yvonne Mester, Eszter Orbán, Márta Pávai Patak, Miguel Ángel Peláez Navarrete, Ágnes Stieger, Mária Szijj, Tünde Tompa

Invitados: Péter Esterházy (escritor), Mercedes Monmany (crítica literaria), Dóra Károlyi (Fundación Húngara de Libro)

Autores traducidos: Péter Estreházy, István Örkény, Dezsõ Kosztolányi, Sándor Márai

2004

Dirigido por: Adan Kovacsics

Organizado por: Márta Pávai Patak

Participantes: Kinga Atzél, Dóra Bakucz, Éva Cserháti, José Miguel González Trevejo, Anna Gyõri, Andrea Imrei, Márta Komlósi, Yvonne Mester, Krisztina Nemes, Eszter Orbán, Márta Pávai Patak, Miguel Ángel Peláez Navarrete, Ágnes Stieger, Mária Szijj, Tünde Tompa

Invitados: Ádám Bodor (escritor), Susana Andrés (Ediciones B), Zsuzsa Takács (poetisa)

Autores traducidos: Miklós Radnóti, János Pilinszky, Dezsõ Kosztolányi. Imre Kertész

2005

Dirigido por: Adan Kovacsics

Organizado por: Márta Pávai Patak

Participantes: Éva Cserháti, José Miguel González Trevejo, Yvonne Mester, Márta Pávai Patak, Mária Szijj, Eija Horváth, Rita Juhász

Invitados: Mercedes Monmany (crítica literaria)

Autores traducidos: Ernõ Szép, János Pilinszky, Attila Bartis

2006

Dirigido por: Adan Kovacsics

Organizado por: Márta Pávai Patak

Participantes: Éva Cserháti, José Miguel González Trevejo, Yvonne Mester, Eszter Orbán, Márta Pávai Patak, Mária Szijj, Veronika Major, Judit Krasznai, Miguel Ángel Peláez Navarrete

Invitados: Juan de Sola (El Acantilado), László Krasznahorkai (escritor)

Autores traducidos: László Krazsnahorkai

2007

Dirigido por: Adan Kovacsics

Organizado por: Márta Pávai Patak

Participantes: José Miguel González Trevejo, Veronika Major, Yvonne Mester, Márta Pávai Patak, Mária Szijj,

Invitados: Jauma Vallcorba (El Acantilado), Attila Bartis (escritor)

Autores traducidos: Attila Bartis




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