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Cuatro princesas de tierras lejanas

Constanza, Violante, Beatriz y María

1100–1600

Hasta el 2 de agosto el Museu d’Història de Catalunya da lugar a la exposición titulada Princesas de tierras lejanas. Cataluña y Hungría en la Edad Media. La muestra da a conocer las relaciones húngaro-catalanas durante los siglos XII-XVII, a través de cuatro figuras femeninas: Constanza de Aragón, Violante de Hungría, Beatriz de Aragón y María de Habsburgo.

La distancia geográfica y las diferencias culturales que separan las tierras catalanas de las húngaras no han sido un obstáculo para el establecimiento de vínculos históricos entre ambos países. Centrándose en la edad media, la exposición muestra la naturaleza de unos lazos que, aunque inicialmente fueron circunstanciales, a partir del siglo XIII se construyeron sobre las estrategias matrimoniales de sus dinastías gobernantes. A partir de ahí, conoceremos las vidas de cuatro princesas, educadas desde su nacimiento para un matrimonio adolescente y para el viaje a países lejanos, separadas de su tierra natal y su familia. Cada una representa una manera diferente de ser reina, fruto del momento y de los condicionantes familiares y culturales. Son Constanza de Aragón, Violante de Hungría, Beatriz de Aragón y María de Habsburgo. Cuatro princesas, viajeras de tierras lejanas.

Constanza de Aragón

Hija de Alfonso I el Casto, es educada en el monasterio de Sixena y en 1196, a los dieciséis años, se casa con Emerico de Hungría. Constanza llega al país magiar con una nutrida corte de caballeros, damas y trovadores, pero la acogida resulta poco cálida: en un ambiente de guerra entre el rey y su hermano Andrés, la nueva reina es considerada una intrusa. Cuando Emerico muere, Andrés usurpa el trono y ella tiene que huir a Austria con su hijo, el príncipe Ladislao, legítimo heredero del reino. Con la muerte prematura de éste, Constanza abandona para siempre el escenario húngaro y regresa a Sixena. Más tarde se casa en segundas nupcias con Federico I de Sicilia y II de Germania, quince años más joven que ella. Es un matrimonio exitoso en el que Constanza ejerce como consejera y tutora de su marido. En 1220 Federico es coronado emperador y su consorte se convierte también en soberana del Sacro Imperio Romano Germánico.

Violante de Hungría

Una generación más tarde tiene lugar un nuevo enlace entre la dinastía de Barcelona de los reyes de Aragón y la de Árpád de los reyes de Hungría. En 1235, Violante, hija de Andrés II y, por lo tanto, sobrina de Emerico, se casa con Jaime I el Conquistador, sobrino de Constanza. Todo indica que los dos esposos viven enamorados el uno del otro. Violante ejerce el papel de mediadora en asuntos diplomáticos y disputas feudales. También acompaña al rey y le sirve de apoyo en los momentos difíciles, y resulta ser una devota patrocinadora de iglesias y monasterios. Pero, por encima de todo, cumple con el requerimiento de tener una numerosa descendencia que satisfaga los intereses de la dinastía: diez hijos e hijas que se convierten en peones de las jugadas políticas interiores y exteriores de la dinastía de Barcelona. Antes de morir y de ser enterrada en el monasterio de Vallbona de les Monges, Violante deja todavía un importante legado a su familia política al contribuir decisivamente a llevar a tierras catalanas un nuevo modelo de santidad aristocrática: el de su hermanastra santa Isabel de Hungría.

Beatriz de Aragón

Hay que esperar hasta el último cuarto del siglo XV para volver a encontrar un nuevo vínculo entre las casas gobernantes de ambos países. Es a través del reino de Nápoles, en aquellos momentos puente entre Hungría y la corona de Aragón, y de la mano de la nieta de Alfonso IV el Magnánimo, Beatriz, que en 1476 contrae matrimonio con Matías Hunyadi, llamado Corvino, el gran rey del Renacimiento húngaro. Con Beatriz llegan a Hungría las manifestaciones más preciadas de la cultura cortesana de los Aragón de Nápoles. Ella es una princesa muy refinada y preocupada por el fomento de las artes y su propio enriquecimiento intelectual. Al no engendrar al heredero necesario para asegurar su posición, a la muerte del rey Matías se afana en mantenerse en el poder a través de su matrimonio con el pretendiente al trono, Vladislao de Bohemia. Finalmente, repudiada por su segundo marido, Beatriz vuelve a Nápoles donde encuentra un país devastado por la guerra donde además su familia ha sido destronada por su primo Fernando el Católico.

María de Habsburgo

Veinte años después, en 1521, María de Habsburgo, hermana del emperador Carlos y nieta de los Reyes Católicos, se casa con Luis II de Hungría; ambos son todavía adolescentes. Las historias y tradiciones nos cuentan el gran amor que sintieron el uno hacia el otro. Pero a los cinco años de su matrimonio, a causa de las guerras turcas, María pierde al marido, el poder y la independencia. Ante su deseo de no volverse a casar, decide seguir a partir de entonces el camino de la mujer virtuosa. Su imagen de mujer joven y encantadora se transforma en la de una viuda triste y enfermiza. Influida por el erasmismo, María resulta ser una gran mujer de Estado, efectiva y capaz, fuerte y decidida, y demuestra una gran habilidad al servicio de los intereses de sus dos hermanos, Carlos y Fernando, por los que asume la regencia de los Países Bajos hasta 1555. Cataluña y Hungría ponen fin a su existencia medieval en la periferia del gran imperio de los Habsburgo sin dinastía propia y con su independencia y capacidad de decisión muy mermadas. Bajo el gobierno de esta saga bicéfala, sus relaciones ya no son fruto de la política exterior de dos dinastías nacionales, sino que son consecuencia de una nueva lógica imperial acaparadora.


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