Literatura húngara online
Literatura húngara online
Inicio Noticias Agenda Libros Crónicas húngaras Castellano Catalán
Literatura húngara online
Literatura húngara online
Literatura húngara online
Fútbol y letras
László Darvasi

La pregunta
¿Cuáles son las lenguas que se parecen al húngaro?
Eslovaco, ucraniano, checo.
Finlandés, estoniano.
Alemán
Respuesta

La lectura del mes
Géza Csáth

Balassi Institute
Literatura húngara online
Danubio azul
Recomienda este artículo a tus amigos Versión para imprimir
Rastro

György Spiró


No he visto ni una sola foto de él, aunque sin duda existe alguna de su boda. En su piso de la calle Dohány, que alquilaba junto con una familia desconocida, mi abuela guardaba muchas fotografías; ella colgaba de la pared, joven, —me asombraba lo guapa que había sido mi abuela fea— y allí colgaban asimismo sus hijos de niños, de jóvenes y de adultos, pero marido no había por ningún lado.

No he visto ni una sola foto de él, aunque sin duda existe alguna de su boda. En su piso de la calle Dohány, que alquilaba junto con una familia desconocida, mi abuela guardaba muchas fotografías; ella colgaba de la pared, joven, —me asombraba lo guapa que había sido mi abuela fea— y allí colgaban asimismo sus hijos de niños, de jóvenes y de adultos, pero marido no había por ningún lado.

Mi padre nunca mencionaba a su padre y mi abuela no hablaba de su esposo; mi madre a veces daba a entender que había cierta tensión entre ella y su suegro, pero mi padre callaba incluso en esas ocasiones. No hablaban tampoco de la familia de mi abuelo, como si mi padre no tuviese primos, lo cual era inverosímil. Mi abuelo murió a principios de los años cuarenta, por tanto, no murió en un campamento, ni en un gueto; no me dijeron qué le había pasado. Desconozco el lugar de su sepulcro, nadie lo ha cuidado nunca. Habría muerto a los cincuenta y pico años.

Había estudiado para modisto, su mujer también; cortaban y cosían. Criaron a dos hijos que aprendieron alemán, inglés y francés, a tocar el violín y luego estudiaron la carrera: mi padre en Berno y su hermano menor, que entró en el numerus clasus[1], en Pest. Los dos hijos nadaban, jugaban al tenis y al ajedrez, todos deportes caros, de señores. Mis abuelos cortaban y cosían. Mi padre y su hermano nacieron en Miskolc y se mudaron a Budapest a principios de los años veinte porque tras la guerra reinaba una gran pobreza en el campo, nadie mandaba hacerse trajes a medida.

No entiendo cómo no se llevaron a mi abuelo a la guerra. ¿Se las arreglaría con dinero? ¿O lo habrían eximido del servicio militar por enfermedad?

Vivían estrechamente, gastaban sólo para los niños, cortaban, hilvanaban, cosían. No iban a la sinagoga, no hablaban yiddish. No tengo conocimiento de que tuviesen amigos, mi abuela no tenía ni uno. No salían, ni leían; los hijos leían, tocaban al violín, remaban, nadaban, jugaban al tenis, al ajedrez y al fútol y estudiaban.

¿Por qué mi padre nunca me habló de su padre? ¿Acaso tenía vergüenza de que fuera sastre y no intelectual? ¿O es que tenía vergüenza de que fuera menestral y no obrero de fábrica? Mi abuelo cortaba, hilvanaba y cosía con su mujer, que no lo amaba y sus hijos tampoco hablaban de él.

Se llamaba Gyula. En los años ochenta del siglo XIX sus padres le habían otorgado un nombre ostensiblemente húngaro, eso era lo que le daban para que le acompañase a lo largo de la vida. Cortó, hilvanó, cosió durante unas décadas.

No lo amó nadie.

No quedó rastro de él.

[1] El numerus clausus era una ley discriminativa en la Hungría de los años 1920 que limitaba el acceso de estudiantes de origen judío a las universidades (N. de la T.).

Buscar
¿Sabías que?

ayuda | redacción y contacto | nota legal
Edita la Fundación Húngara del Libro Copyright © LHO, 2007