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László Darvasi

La pregunta
¿Por qué no brindaron los húngaros con cerveza durante 150 años entre 1849 y 1999?
Porque en Hungría se bebe más vino y la cerveza no tiene tradición.
En homenaje a los militares húngaros de 1848–1849, que fueron ejecutados mientras sus verdugos tomaban cerveza.
Los húngaros nunca brindan porque según la superstición trae mala suerte y despierta a los malos espíritus.
Respuesta

La lectura del mes
Géza Csáth

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Un instante de silencio en el paredón. El holocausto como cultura

Traducción de Adan Kovacsics

Título original: A gondolatnyi csend, amíg a kivégzõosztag újratölt
Herder • Barcelona, 1999
Lenguas de edición: castellano

En esta obra Imre Kertész analiza el holocausto, el acontecimiento central de Europa y también del mundo en el siglo XX, basándose tanto en la propia experiencia como en décadas de reflexión. El autor aporta una contribución decisiva al debate acerca de uno de los momentos más dramáticos de la historia contemporánea. Pero en este libro no sólo habla una voz que ha vivido esta experiencia y viene de Hungría, sino también una voz europea enmarcada en un arco geográfico y cultural que comparte un mismo espíritu. El autor habla de su propio país, Hungría, sobre su capital, sobre el concepto de patria en general y sobre algunas figuras importantes de su literatura: Márai, Radnóti, Krúdy. Los ensayos de Imre Kertész constituyen una aproximación radical a la realidad europea del siglo XX.

“… el mundo es paradójico y… en el corazón de lo siniestro crepita inextinguible la belleza. Imre Kertész es un escritor húngaro que fue internado en el campo de concentración de Auschwitz cuando era niño. Ahora ha escrito un libro en el que cuenta aquello; y explica que, aun siendo consciente del absoluto horror que le rodeaba, sentìa un deseo sordo, tenaz y vergonzante: “Yo quería vivir todavía un poco más en aquel bonito campo de concentración”. A pesar de todo, el niño Imre no quería morir; aunque habitaba en el infierno, era capaz de apreciar la dulzura de la existencia y de su propia infancia. Qué maravilloso don, el de la vida plena, el de la vida hermosa. Sin esa capacidad para sobreponerse, para encender el mundo de colores y seguir siendo, el ser humano ya se habría extinguido, animal infeliz, hace milenios.”

Rosa Montero, El País


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