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No encontraba una literatura que me enganchara
Susana G. Romanos
1972
Susana G. Romanos es una mujer valiente que ha hecho realidad su proyecto editorial, que destaca por su apuesta por una literatura refinada y poco convencional y un diseño sencillo, pero original y de alta calidad. La editorial greylock ha iniciado su andadura con el Califa cigüeña de Mihály Babits. Porque Susana es también amante de la literatura húngara.
¿De dónde viene el nombre de la editorial greylock?
El equipo de greylock, con su editora a la cabeza, tiene cierta obsesión por las ballenas y, en un momento no preciso, quedó atrapado por el simbolismo del gran mamífero acuático de la lectura de Moby Dick, de Herman Melville. Así que a la hora de buscar nombre para la editorial teníamos claro que debía tener connotaciones cetáceas y literarias pero no ser evidente. Lo cierto es que cuando ya pensábamos que nunca daríamos con él, recordamos la historia detrás de la dedicatoria de Moby Dick. Herman Melville le dedicó la novela a Nathaniel Hawthorne pero dada la fría respuesta de este, Melville decidió dedicar su siguiente libro, Pierre o las ambigüedades, a una montaña, al monte Greylock, el punto natural más alto del estado de Massachusetts y del que se dice que inspiró a Melville —quien lo veía desde su ventana— mientras escribía Moby Dick. Así que, como nosotros decimos, ballenas y rebeliones, alegorías y relatos, anclan el monte Greylock que da nombre a esta editorial. Por otro lado, también es la razón de que greylock vaya siempre en minúscula: justamente para diferenciarlo de la montaña.
En la última década hemos sido testigos de un auge de editoriales independientes. ¿Cuál es el rasgo distintivo de greylock?
El trasfondo de greylock es un híbrido: venimos a la vez del campo del arte contemporáneo y del editorial, y ello marca una diferencia sustancial a la hora de pensar no solo la filosofía de greylock, sino también el modo en que su diseño es confrontado. Desde esta hibridación se concibieron nuestras tres colecciones editoriales que la componen y que, a nuestro entender, marcan la diferencia. La Colección narrativas [n] cuyo objetivo es difundir una serie de textos de ficción (novela, poesía, teatro, etc.) alejados de las pautas de la literatura convencional y que sean, a su vez, recursos estimulantes para la creación de futuras obras. La Colección ideas [i], con el propósito de publicar una serie de textos ensayísticos en los que se explore, y se analice, un nuevo desarrollo en la creación literaria y en sus hibridaciones con otras disciplinas, siendo la singularidad del documento u obra y la reutilización de las palabras con el fin de realizar nuevas obras uno de los ejes teóricos sobre los que se sustenta. Y la marca de la casa, la colección Imprint [#], que nace con la pretensión básica de ser una ventana para mostrar un territorio tan alejado para el lector literario como es el libro en tanto que lugar de experimentación, y cuya intención es investigar y producir, a partir de esta investigación, obras-libro, conocidas comúnmente como bookworks, que lleguen a un ávido lector que se descubra también ávido explorador de libros que una sucesión de espacios, de momentos; y que por lo tanto la lectura es más que palabras, más que líneas que las contienen.
¿Cómo ha entrado en contacto con la literatura húngara? ¿Quién fue el primer autor que leyó?
Me ocurrió lo que supongo que alguna vez le pasa a toda persona ansiosa lectora desde pequeña: llegué a un punto en el que no encontraba una literatura que me enganchara. Toda me parecía —y sé que esto resultará pedante— fácil de leer. Además, tampoco me evocaba imágenes que me impactaran, era como si la prosa se quedara pequeña. Un buen día, me di cuenta de que solo leía ensayo. Por suerte, un gran cetáceo marino, otro, se cruzó en mi camino. Un amigo me dijo que había una novela húngara en la que salía una ballena, sí, algo tan simple como eso. La busqué, era Melancolía de la resistencia (Az ellenállás melankóliája), de 1989, de László Krasznahorkai, y que luego sería publicada en español por Acantilado. La leí, y a partir de ese momento me dediqué a buscar obras húngaras, casi todas inéditas en castellano, lo que me llevó a leerlas en inglés y francés principalmente. Incluso descubrí un portal francófono dedicado exclusivamente a la literatura húngara.
De entre los húngaros, ¿cuáles son sus autores preferidos?
Siento debilidad por Antal Szerb o, como lo escriben ustedes, Szerb Antal. Tanto que en su momento me leí la Guía marciana de Budapest en una traducción que encontré en italiano, y eso que no hablo italiano. Por supuesto, entre ellos también está Krasznahorkai, Guerra y guerra (Háború és háború) es magistral. Pero tampoco pueden faltar: Kosztolányi Dezsõ; Ady Endre; Babits Mihály; Tóth Árpád; Petõfi Sándor; Nemes Nagy Ágnes; y Tormay Cécile. Como ve, me resulta muy difícil dar una lista corta.
El califa cigüeña de Mihály Babits es la obra que inaugura la editorial. ¿Por qué ha apostado por este libro?
El primer libro de una editorial genera una profunda impronta en su futuro, es su carta de presentación, de ahí que siempre tuve muy claro que la elección tenía que ser de calidad y que no iba a ser fácil. Sin embargo, cuando llegó a mí esta novela de Babits, nada más acabar de leerla, supe que iba a ser ella. Tenía todo lo que estaba buscando para ese momento crucial de mostrar greylock: era una obra clásica de un autor húngaro que además no estaba traducido todavía a castellano pero su calidad, tanto por el modo en el que están engarzados los tres narradores diferentes, como por todo el simbolismo detrás de ella, propio de una obra de su tiempo, me hizo decidirme por ella. Simplemente pensé: esto lo tiene que leer más gente, merece la pena, es una lástima que no se conozca. Como anécdota, le diré que creo que greylock y Babits estaban destinados a encontrarse, nada más hay que leer lo que escribió en La oración de Jonás:
Yo también, antes de desaparecer, podría encontrar
en una Ballena eterna cuyos ojos son ciegos
mi vieja voz acostumbrada, mis palabras engalanadas
La novela refleja de forma evidente las tesis freudianas sobre el individuo. ¿Cree que hoy día, cien años después de que la obra se publicara por primera vez, puede ser interpretada también desde un punto de vista de social?
Me alegra mucho de que me haga esa pregunta porque de toda la gente que la ha leído y me ha dado su opinión, solo una persona se ha dado cuenta de la crítica social que conlleva la novela y creo que es importante subrayar este aspecto. No en vano a Babits le tocó vivir una época muy convulsa al igual que a nosotros. Recordemos que el mundo que conocíamos se vino abajo hace casi dos décadas y desde entonces, la generación que vivimos ese momento, estamos inmersos en reconstruirlo a nuestra medida. La tragedia de Babits—como apuntó George F. Cushing en Mihály Babits: Todos los grandes poetas son decadentes— fue que mientras encontraba su propia voz, su mundo fue destruido por la Primera Guerra Mundial, la revolución de 1919 y el Trianon, y su espíritu siempre sensible se convirtió en una masa de heridas. Siempre fue un hombre de contradicciones en una época que era igualmente contradictoria.
Si lo piensa detenidamente, en El califa cigüeña se aprecian las ideas que aparecen en su La traición de los intelectuales —la crisis del espíritu humano, la degradación del intelecto o el oscurecimiento de la verdad—, planteamientos que hoy en día están más vigentes que nunca.
Por todo ello, sí, por supuesto que creo que puede ser interpretada desde el punto de vista social.
¿Cuáles serán las próximas publicaciones de greylock?
El pasado 17 de mayo lanzamos nuestro primer bookwork de la colección Imprint [#], MaMMoTh, de Lu Lantana, que, de momento, está teniendo muy acogida y dado que es una tirada muy limitada y un libro extraño nos sorprende muy gratamente. Ya para el mes julio, sacaremos otra novela húngara en la colección narrativas [n], será algo muy especial para nosotros porque se trata de una novela de nuestro admirado Szerb, Oliver VII (VII. Olivér).
El califa cigüeña llama la atención no solo por su contenido, sino también como objeto. Es una edición muy cuidada, con un diseño de gran alta calidad.
Muchas gracias por sus palabras, nos alegran enormemente. Como en todo proyecto que comienza, teníamos nuestras dudas, sabíamos que era una apuesta muy arriesgada pero el recibimiento que estamos teniendo en relación con este tema nos dice que mereció la pena.
En primer lugar teníamos claro que queríamos calidad frente a cantidad, de ahí que nuestras tiradas sean pequeñas. El diseño editorial de greylock parte, además, del carácter híbrido que comentaba unas líneas más arriba. Para comenzar, teníamos claro que un libro tiene que poder leerse, todos nos hemos encontrado con textos maravillosos que era un tortura leerlos debido a la edición. Así que desde el principio concebimos la edición dentro de las pautas tradicionales del diseño editorial pero rindiendo un homenaje a los grandes editores de libros de artista de los años sesenta y setenta, sobre todo en la senda de Hansjörg Mayer y la editorial Beau Geste Press. Y, vista la buena acogida, creemos que vamos por buen camino al sintetizar los dos mundos: el editorial y el del arte. El tiempo lo dirá.
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