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Rincones literarios
“No hay situación en la vida que no tenga su paralelo en algún cuento”. Sobre la terapia de cuentos

Ildikó Boldizsár
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Hace tres años se abrió en el pintoresco pueblo de Paloznak el primer Centro de Terapia de Cuentos del Mundo. Los creadores de este fabuloso centro se proponen ofrecer ayuda a niños y adultos física y mentalmente sanos que, sin embargo, afrontan dificultades en la vida que no se sienten capaces de combatir ellos solos. Se dirigen en primer lugar a menores tutelados por el Estado, a niños superdotados y a familias con graves problemas económicos y psíquicos, ayudándoles a vivir en armonía con el mundo y consigo mismos. Para alcanzar estos objetivos, utilizan el método de terapia de cuentos Metamorphoses, desarrollado por lldikó Boldizsár.

La terapia de cuentos se basa en el reconocimiento de que no hay situación en la vida que no tenga su paralelo en un cuento. A lo largo de la terapia buscamos el cuento que corresponde a la situación en cuestión, es decir, aquel cuento en el que el héroe emprende su camino por la misma razón del mismo punto que la persona que se dirige a nosotros y quiere hacer prosperar, en su propio ser, lo mismo que esa persona, pero sin atascarse en su camino -es decir, siguiendo la simbología de los cuentos: sin ser derrotado por el dragón, o sin convertirse en piedra-, sino logrando llegar hasta el final. Con la ayuda del cuento hallado, indagamos el motivo del atasco. Es posible que los medios elegidos no sean adecuados, o que la técnica del afrontamiento no acabe siendo apropiada, y, a veces, incluso puede ocurrir que los enemigos resulten invencibles. La terapia puede ayudar a restablecer un estado de equilibrio, pero solo si determinamos con exactitud dónde se ve a sí misma la persona que solicita ayuda en ese cuento, en el que los enemigos, los ayudantes, los conflictos, las intrigas y las salidas están juntos, es decir, en el que el bosque es espeso pero, en el mejor de los casos, ya se divisa el claro. Sin embargo, no es suficiente encontrar “nuestro propio cuento”, también es necesario comprenderlo y ponerlo al servicio de los cambios.

Los cuentos sostienen que todo lo que funciona mal en el mundo o en nosotros, se puede cambiar. Observando los cuentos europeos y orientales, podemos incluso arriesgarnos a afirmar que según los cuentos, no es “el mundo” el que funciona mal, sino que es el hombre el que se ve incapaz de relacionarse armónicamente con las posibilidades que le ofrece el mundo, o bien que, a consecuencia de sus elecciones erróneas, se producen situaciones que le causan problemas. Los cuentos son capaces de acabar con el caos originado por los problemas, y poner en su lugar una especie de plenitud. Precisamente en esto radica uno de los secretos de su poder terapéutico.

¿Qué nos pueden enseñar los héroes de los cuentos? Los héroes de cuentos no tienen pasado, viven en un constante presente. No hacen planes, sino que actúan. No se imaginan cómo les gustaría vivir, sino que dan pasos concretos para alcanzarlo. Hacen lo que les toca hacer, y esto nos incita también a nosotros a dar pasos. Los héroes no dejan que las cosas se arreglen por sí solas. Esto significa también que los cuentos invitan a que asumamos la responsabilidad por nosotros mismos y por aquellos que nos rodean. Los héroes de los cuentos están en constante movimiento, “en camino”, porque saben que no se puede encontrar todo en el mismo lugar. Y tampoco lo buscan allí. Caminan y caminan y, por dondequiera que anden, adquieren experiencia, para luego utilizarla con el fin de volverse mejores.

En los cuentos, toda situación tiene su clave, pero hace falta conocer las leyes de las claves, las cerraduras y las aperturas, y hay que averiguar cómo funcionan las cosas y cómo pueden utilizarse. ¿Qué secretos esconde un árbol, una flor, un bastón o una capa? ¿Por qué hay que elegir siempre los objetos o las alternativas aparentemente peores? ¿Qué enemigo se combate con qué método? y aparte de redimir a otros, ¿cómo podemos redimirnos a nosotros mismos? Por tanto, la terapia de cuentos no se fundamenta en la interpretación de los cuentos, sino en el conocimiento que procede de los propios héroes: una idea solo cobra sentido una vez realizada. Esta realización es lo que practican y enseñan los héroes de los cuentos.

Traducción de Eszter Orbán y Elena Ibáñez

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