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“Budapest siempre ha sido una metrópoli bulliciosa, inquietante y sexy”

Vilmos Kondor

1954–

La periodista Anita Pataki de Kultugraphy entrevistó a Vilmos Kondor el año pasado, cuando se publicó el quinto tomo de las historias de Zsigmond Gordon.

¿Tuvo desde el principio la idea de escribir cinco volúmenes de la vida de Gordon? Un trabajo de estas características acarrea mucha planificación previa, compromisos…

Sí, desde el principio quise escribir una serie mayor que una trilogía porque la historia de Gordon me interesaba lo bastante como para dedicarle más tiempo. En principio pensé en crear una serie de cuatro tomos, pero más tarde mi editorial estadounidense me preguntó se habría una historia durante la revolución de 1956. Yo me negué rotundamente, ¡por Dios! Aquella época es muy sensible todavía, como una herida abierta imposible de curar. Después reflexioné y tuve que reconocer que era una pregunta muy valiosa porque la historia de Gordon solo podía acabar en 1956. Y eso ha determinado muchas cosas en la serie. Comprometerme no me suponía ningún problema porque me gustan los desafíos, y la serie lo ha sido sin duda.

¿Ha pensado alguna vez que habría pasado si el primer tomo no hubiera tenido éxito? ¿Habría continuado escribiendo?

Buena pregunta. Si no hubiera sido un éxito… No lo sé. Creo que no se me ocurrió pensar en esa posibilidad. Seguramente hubo momentos de duda, pero estaba bastante seguro de su éxito. Al escribir Budapest noir tuve que barajar muchos factores, objetivos y subjetivos, pero no pensé en una posible falta de interés. ¿Sin el éxito? Probablemente habría continuado, pero la publicación habría sido decisión de mi editorial, no mía. No habría continuado si el segundo tomo también hubiera pasado desapercibido. Para mí no ha sido una cuestión existencial, y desde hace tiempo sé cuándo tengo que abandonar un proyecto.

¿Después de tanto tiempo es difícil despedirse de su héroe? ¿Lo ha contado todo acerca de su personalidad y de su historia?

Despedirme ha sido mucho más difícil de lo que había pensado, pero todavía no he contado de él todo lo que querría o lo que hay de su historia. De momento estoy trabajando en un cuento cuyo protagonista es Gordon, es decir, que habrá más obras sobre él, pero casi todas serán historias sobre su vida previa. He encontrado varias historias que solo hablan sobre él, y voy a escribirlas; pero estas solo matizan la historia de su vida. Me gusta rellenar los huecos y contar historias interesantes, pero estas no siempre tienen cabida en las novelas.

Las historias de Gordon ocurren en un periodo histórico muy importante, con contornos muy definidos. ¿El trasfondo histórico ha servido de base para crear las historias y los caracteres, o ha sido al revés?

Fue la historia la que determinó el conjunto de ficciones, pero al mismo tiempo aparecen en este muchos sucesos y figuras que siguen siendo muy propios de Budapest y del país. En mis lecturas a menudo me ha llamado la atención que un personaje de las piscinas Palatinus de la isla Margarita, allá por 1928, fuera exactamente igual que el quiosquero de la calle Wesselényi donde vive un amigo mío. Así empezó a interesarme cómo se comportan esas figuras típicas, casi eternas, en situaciones insólitas, dramáticas, críticas. Aunque suene muy trivial, el protagonista de los últimos cien años de Hungría es la historia misma, y como bien sabemos, la historia se repite. Me interesaba si Gordon habría cambiado y cómo sería su papel de comparsa (lo que todos somos al fin y al cabo) y su personalidad a lo largo de la historia.

¿Por qué eligió la novela policíaca, y más exactamente la novela negra?

Porque es el género que más me gusta. Muchos han escrito estupendas novelas sobre Budapest, desde József Kiss a Tamás Kóbor y Mihály Gedényi. Yo no quería competir con ellos porque lo que más leo son novelas policíacas. Por cada diez novelas detectivescas, leo una de otro estilo. Por eso, elegir el género no fue la cuestión; tampoco lo fue la novela negra porque la novela policíaca analítica no me gusta, ni tampoco aquellas que son pura violencia. Me identifico más con el estilo negro y el hard-boiled, y es solo una casualidad que este género no se puede leer en húngaro.

Budapest forma parte del título, lo que hace que la capital se convierta en protagonista de la novela y llegue a ser una de las ’metrópolis místicas’ de la literatura negra. ¿Es así la ciudad?

Lo es para mí. De niño solía vagabundear por las calles de Budapest; y de adulto, todavía más cuando tenía la oportunidad. Hice lo mismo en otras ciudades: Venecia, Londres, París. Si pasaba suficiente tiempo deambulando por las calles, tarde o temprano llegaba a ser capaz de percibir cómo eran, y esa sensación formaba una armonía curiosa con el Budapest del que tanto había leído. Budapest siempre ha sido una metrópoli bulliciosa, inquietante y sexy, donde la inmundicia, el lujo, el crimen y la delincuencia están presente donde se mire. La ciudad tiene otra cualidad o rasgo especial: sus habitantes siempre han sido capaces de vivir con independencia del discurso político del momento. Podía pasar cualquier cosa, pero la verdulera del Mercado Central, el portero del barrio de Terézváros, el camarero del Erzsébetváros o el chófer del Zugló no dejarán que la política influya en sus vidas. Es uno y tal vez el más intenso de los rasgos místicos de Budapest: es indestructible e independiente. Eso me fascina, y aunque no fue mi intención darle ese tono místico a Budapest, me alegro si lo he logrado. Para mí Budapest tiene su lugar al lado de Manhattan, Londres, París, Chicago y San Francisco.

¿Cree que Gordon podría apañarse en otro lugar y en otra época?

Gordon se apañaba bien en otro lugar porque antes de volver a Budapest, cuando tenía treinta años, había sido reportero de sucesos en Filadelfia. Se las ingeniaba también en Londres, en Viena y en la Nueva York de posguerra. ¿Y en otra época? Creo que sí. Lo que él sabe no depende ni del tiempo ni del espacio. Le interesa la verdad, y es lo que pretende averiguar; pero tengo que contradecirme a mí mismo: no creo que hubiera podido vivir en la Hungría posterior a la revolución de 1956. No solo para él, sino para muchos más, aquel mundo se volvió muy ajeno. Por eso la historia de Gordon termina en noviembre de 1956.

¿Tiene un autor favorito contemporáneo húngaro o extranjero? ¿Qué le gusta leer?

Leo poca literatura contemporánea, y desde hace un tiempo eso no me importa tanto como antes. Disfruto mucho con las novelas del oeste de Robert B. Parker, con James Crumley, Robert Edric, Michel Faber…, pero no podría mencionar un solo autor húngaro contemporáneo que me llame tanto la atención como para elegirlo en lugar de Sándor Nádas, Kornél Tábori o Vilmos Tarján.

[…]

(Cortesía de www.kultugraphy.hu, traducción de Éva Cserháti y Antonio Manuel Fuentes)


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