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¿Qué palabras son de origen húngaro en la lengua castellana?
Vampiro, doloman, húngaro.
Cíngaro, ugrofinés, Violante.
Coche, húsar, czardas.
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Un escritor en chaqueta de tweed

Géza Ottlik

1912–1990

Aunque los mejores de varias generaciones de escritores húngaros consideran a Géza Ottlik su precursor y su obra Escuela en la frontera la mejor novela del siglo XX, el autor mismo sigue siendo desconocido para los lectores hispanohablantes.

Apenas un mes después del centenario del nacimiento de István Örkény se celebra el centenario de otro escritor famoso. El libro Escuela en la frontera de Géza Ottlik fue publicado en 1959, durante un periodo de tinieblas y desesperación en Hungría, apenas tres años después de la revolución derrotada. En aquellos tiempos, cuando todo estaba impregnado de ideología política, su ausencia en la novela de Ottlik llamaba la atención. Hablaba sobre una capa más profunda de la personalidad humana, más allá de ideologías e historia. El autor mismo fue un espectáculo insólito en la Hungría comunista de János Kádár: cuando todo el mundo se vestía con trajes de mal gusto y bebía alcohol barato, Ottlik lucía una chaqueta de tweed y era un experto jugador de bridge. Aunque Escuela en la frontera no fue un éxito inmediato, llegó a ser reconocido poco a poco gracias a sus valores –independencia sin compromisos, sentido de la libertad, integridad y el amor a la vida que irradiaba–. Ya en 1970 se empezó a rendir culto a su autor. El ejemplo más extremo de esta veneración es el gesto de Péter Esterházy que copió el texto entero de la novela en una sola hoja de papel a modo de regalo para el setenta cumpleaños de Ottlik. Aparte de la Escuela en la frontera Ottlik escribió muy poco; principalmente, cuentos, una novela póstuma titulada Buda y otra novela corta Tejados matutinos, más un libro espléndido en inglés sobre el análisis de problemas de bridge, Adventures of Card Play junto con el gran experto de bridge Hugo Kelsey. (La última vez fue publicado en 2005 y aclamado por los expertos siendo el mejor manual en el campo).

El primer acontecimiento importante de la vida de Ottlik que se debe mencionar, sucedió en 1922 cuando fue enviado a estudiar a una academia militar en Kõszeg (una ciudad pequeña cerca de la frontera occidental de Hungría), que más tarde se convertiría en el escenario de su famosa novela. A la tierna edad de diez años, su llegada a la escuela significó el brusco y cruel fin de la inocencia de una infancia protegida en el seno de una familia bien educada de clase alta. El protagonista de Escuela en la frontera intenta entender este acontecimiento y a través de él, interpretar el mundo y el lugar que ocupa el individuo en el mismo. Su conclusión es que la respuesta no es rebelarse contra la comunidad que destruye al individuo, pero tampoco adaptarse a las circunstancias, sino que hay que aceptar lo miserable y lo nefasto de la naturaleza humana. La novela evoca varias obras: tanto las Confesiones del joven Törless de Robert Musil (aunque Ottlik dijo que nunca la había leído) como la posterior La ciudad y los perros de Vargas Llosa.

Después de la academia militar, Ottlik optó por estudiar matemáticas y física en la Universidad de Budapest con el famoso matemático Lipót Fejér, una persona que tuvo una influencia decisiva en el joven, que más tarde diría de su profesor que “su mera existencia significaba un inmenso consuelo”. Sus estudios matemáticos influyeron enormemente en sus obras, que parecen ser una serie de intentos de dar una interpretación múltiple del mundo y del ser humano, aunque el autor sea consciente de la imposibilidad de la empresa. Así lo escribe Miklós Szentkuthy: “su técnica estricta y disciplinada, la formulación exacta del texto no tratan de apuntar leyes escondidas, sino que son su método artístico para expresar el caos”.

Los primeros cuentos de Ottlik fueron publicados en los años 1930 y tuvieron una acogida favorable. No obstante, después de la Segunda Guerra Mundial (durante la cual dio cobijo a su amigo, el poeta judío István Vas) fue relegado a un segundo plano por razones políticas y se le prohibio publicar. Pasó los oscuros años 1950 con su mujer en Gödöllõ, una ciudad pequeña cerca de Budapest y se ganó la vida traduciendo: fue el traductor de Hemingway, Dickens, Bernard Shaw y otros. (En los años 1960 el gobierno británico lo invitó a Londres para reconocer su excelente trabajo de traductor). A finales de la década, volvió a trasladarse a Budapest, pero el reconocimiento oficial de su literatura tardó en llegarl: solo en los 1980 recibió varios premios estatales, entre ellos el famoso premio Kossuth. Murió en 1990 antes de poder terminar su novela Buda, la continuación de la saga de la academia militar, que al final fue editada en 1993.

Cortesía de HLO


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