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Vientos de Abbazia
Kinga Dornacher
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Opatija (Abbazia) es una ciudad y un municipio situado en Istria, al fondo de la bahía de Kvarner, en el condado de Primorje-Gorski Kotar, en Croacia. La ciudad está situada a 110 km de Trieste, a 200 km de Zagreb y a 250 km de Venecia.
Opatija disfruta de un suave clima mediterráneo, protegida de los fríos vientos, y fue una de los principales lugares de veraneo de la monarquía austrohúngara, una historia que todavía hoy se puede observar. El nombre de la ciudad significa abadía en francés: unos monjes benedictinos fundaron allí un monasterio en el siglo XV, aunque la región permaneció prácticamente desierta hasta el siglo XIX cuando los comerciantes establecidos en Fiume comenzaron a construir allí sus casas (hoy en día lo único que queda de la antigua abadía es la iglesia dedicada a San Jaime y construida en 1506).
María Ana, la esposa del emperador Fernando, vino a este lugar a curarse en 1860 y es a partir de entonces cuando se convierte en el lugar chic de vacaciones para la alta sociedad. La ciudad es conocida como la Montecarlo croata o la Niza del Adriático por su arquitectura. El ambiente de la ciudad está marcado por los visitantes aristocráticos que han residido en ella y que se han hecho construir elegantes villas rodeadas de adelfas y palmeras. El desarrollo del puerto de Fiume transforma la ciudad en centro de veraneo y la construcción de la línea de ferrocarril, inaugurada en 1884, logra convertirla en una capital turística. El primer hotel (el Kvarner, que todavía existe) abre sus puertas por esas en las mismas fechas. A principios del siglo XX, Abbazia es el segundo lugar de veraneo más importante de la monarquía que acoge entre otros al emperador Francisco José I, a miembros de la alta aristocracia, así como a artistas de renombre como Mahler, Frigyes Karinthy, Chéjov o Isadora Duncan, la celebre bailarina. La ciudad pasa a formar parte de Hungría por el acuerdo húngaro-croata de 1868.
Numerosos representantes de la vida literaria húngara pasan temporadas en Opatija: Attila József pasa aquí sus vacaciones de adolescente (y ya aspirante a poeta), en el marco de una acción caritativa iniciada bajo el patrocinio del rey Carlos. Ferenc Móra realiza unas curas y escribe su novela Enek a búzamezökröl, una placa conmemorativa adorna el muro de Villa Jeannette, donde se alojó durante diez semanas: Nunca antes había creado con tanta felicidad. Estoy instalado al aire libre y escribo bajo las magnolias. Es durante una cura efectuada en esta ciudad que Géza Gárdonyi recibe la noticia del estallido de la Primera Guerra Mundial.
Cabe mencionar también que la madre del que fue jefe de Estado en Hungría de 1956 a 1988 János Kádar trabajó como sirvienta en esta ciudad. Es aquí donde conoce al padre de János, János Kreisinger, un miembro de la infantería oriundo de Nagykanizsa: todavía no está casada cuando da a luz a su hijo en Fiume, por este motivo éste lleva el apellido de soltera de su madre.
El papel jugado por Abbazia en la vida cultural húngara y sobre todo el ambiente mediterráneo inspiran la creación, en Budapest, de un café del mismo nombre, fundado por Jónás Gyula Steuer en 1888. Después de la muerte de su fundador, en 1913, el café pasa a manos de sus hijos, primero de Marcell y después de Lóránd. LAbbazia es hasta finales de los años 30 1930, uno de los cafés más frecuentados de Budapest. En 1942, a causa de las leyes contra los judíos, la familia se ve en la obligación de obligada a separarse de la institució y el nombre de Steuer sólo reaparece brevemente después de la guerra en los anales del café, que será nacionalizado y transformado en 1949. en su lugar en el lugar que ocupaba hay hoy podemos encontra un banco comercial.
He aquí algunas de las líneas publicadas por la revista Interior en su número de marzo de 1913 conmemorando el periodo que precedió a la apertura del café: Un milagro se ha producido en la plaza del Octógono: se ha fundado un café, un café del que se decía ya antes de su inauguración que abriría una nueva era en la vida de los cafés de Pest. En ningún lugar en la época monárquica existió un espejo de un tamaño comparable al que lo adorna, las mesas están cubiertas o las tablas de las mesas están hechas de un precioso mármol de onyx y son atendidas por camareros con plastrón inmaculado y afeitados a la inglesa. El nombre del nuevo café era: Abbazia.
Traducción de Carmina Fenollosa Escuder
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