Joaquim Miret i Sans Budapest con ojos de un catalán en 1901 Fuente: Dietaris de viatge

Joaquim Miret i Sans viajó a Budapest en 1901 cuando la capital húngara vivía una época de pleno esplendor.

Miércoles 5 junio [de 1901]: Por la mañana paseo por Buda, pasando el gran puente colgante de tres ojos, siendo muy ancho el central. Al acabar el puente, atravieso un largo tunel y en la otra parte veo el ensanche de Buda. Por hermosas escalinatas y jardines subo a la colina en que está la vieja población y el palacio real. Veo el gran patio de este palacio y entro en la capilla en la que hay una tribuna real. Desde la terraza se divisa hermoso panorama de toda la ciudad de Pest, con el curso del Danubio. Visito allí también la iglesia gótica de San Matías, y bajo a pie al quai o muelle, donde hay encantes o puestos de venta de zapatos y ropas. Con el vapor atravieso el río y paseo por la nueva y grandiosa calle o bulevard Andrássy, llena de buenas tiendas y cafés, y muy animada. Por la tarde voy a la plaza de Calvino, también llena de tiendas, pero no tan buenas, y paseo por Kerepesi utza. He almorzado y comido en cervecerías alemanas. Escribo postal a Sagarra.
Jueves 6 [de junio de 1901]: Por la mañana paseo por la hermosa calle boulevard Váczi utza, que dirige a la estación principal o del Stadbanhof. Veo esta gare, que es buena pero nada hermosa comparada con la de Munich o Francfort. Tiene sin embargo un hermoso jardín muy grande y frondoso. Por la calle Teréz út, llena de suntuosos edificios y todo nuevo, voy a la calle Andrássy. Como es día de Corpus, se ve mucha gente de fiesta. Voy al muelle en el río y veo el nuevo Palacio del Parlamento, que aun no está acabado, gótico, muy elegante, con numerosas estatuitas y cresterías y torres muy típicas. Por la tarde estoy en el parque Városliget, muy grande, muy hermoso, con grandes árboles agrupados de modo muy artístico, y con numerosos cafés, restaurantes, caballitos, teatros, etc. Una extraordinaria animación. Es un cuadro muy digno de verse. Por la noche estoy en el Teatro de la Opera, en la calle de Andrássy, y ceno antes en el gran restaurante Drehler, que está enfrente. Cantan Lohengrin, el tenor Bronlick, muy grueso y sin voz, pero viste bien y buenos escenarios; la tiple, Elsa, era la Srta. Kaczer, buena figura y bien vestida, sobre todo en el acto de la boda, con un traje muy original y distinguido.